Si ayer le tocó el turno a Teresa, hoy le toca el turno a Lydia, la pequeña de la casa, y una de las modelos habituales en mis fotos.
Con el mismo esquema de iluminación, se sentó Lydia delante de la cámara con su osito de peluche, y posó para mi, el tiempo suficiente para conseguir la magia de esta fotografía.
Probablemente la clave baja no sea la más recomendable para los niños, y esa pose seria, en lugar de su risa habitual, con la mirada como perdida, ayuda a dar un aire de misterio mayor, pero como ejercicio, este es el resultado deseado.
Los datos de la toma: Canon 7D + Canon 50 f/1.4 USM; distancia focal 50mm; sensibilidad ISO 100; tiempo de exposición 1/250 de segundo; apertura de diafragma f/8.